Desde la antigüedad siempre ha habido personas encargadas de la limpieza e higiene de los perros. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando comenzó la verdadera historia de la peluquería canina, tal y como la conocemos.
EL PERRO Y EL HOMBRE
Ambos se conocen y se han necesitado desde hace muchos millones de años. Hay teorías que afirman que fue el perro el que se acercó al hombre para aprovechar los restos de comida que este dejaba. Desde entonces, han sido inseparables.
Durante estos siglos los perros son pastores, se dedican a la caza o guardan y defienden propiedades. Comienzan también a emplearse para la guerra de forma sistemática.
EL PERRO COMO ANIMAL DE COMPAÑÍA
Durante la Edad Moderna muchas culturas comienzan a introducir a los perros como mascotas. En China existían los animales de compañía imperiales. Estos animales empiezan a tener consideración de miembros de la corte y se les prodigan exquisitos cuidados. El hecho de peinarlos, despiojarlos, perfumarlos e incluso vestirlos es ya una práctica habitual.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII cobra importancia una nueva clase social: La burguesía. En este ámbito, el animal de compañía, adquiere la categoría de miembro de la familia. Es entonces cuando se empiezan a retratar familias enteras en la que no falta el perrito o el gatito, generalmente acicalado con collares o lazos.
La necesidad de embellecer a los animales es el primer paso para la aceptación de la peluquería y de la figura del peluquero canino.
LA EDAD CONTEMPORÁNEA
Los perros de compañía se convierten, además en objetos de entretenimiento y juego. Uno de los signos externos más demostrativos de riqueza, poder y exclusivismo. Y es en este marco donde hay que insertar el nacimiento y desarrollo de las exposiciones caninas.
Como consecuencia, se crean, a partir de la peluquería humana, los primeros servicios de peluquería canina.